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¡Cuidado con tu pasión por el running!

¡Cuidado con tu pasión por el running!

¡Cuidado con tu pasión por el running!

Debo confesar que alguna vez hice lo que algunos con humor llaman por ahí RUNcastrination… Dejar de lado alguna obligación o tarea importante y en lugar de afrontarla, la evadí yéndome a correr… ¡Ten cuidado! Si te consigues haciendo esto a menudo, puedes estar delante de una pasión obsesiva ante el running.

Aunque inicialmente pareciera que la palabra pasión posee un componente positivo, etimológicamente proviene del verbo “padecer”, lo que parece indicar que siempre conlleva un sufrimiento entregado hacia una actividad o persona (David, 20008). Y que, además, la pasión por algo o alguien no depende de la voluntad ni del libre albedrío del individuo.

Desde la antigüedad hasta los siglos XVII y XVIII, los filósofos han mostrado gran interés en el tema de la pasión. La mayoría de los mismos han planteado que es necesario su control para alcanzar una vida feliz, debido a su connotación negativa. Sin embargo, otros han considerado que contienen una función positiva. La oposición entre la razón y las pasiones es un tema frecuente en la tradición filosófica y cultura occidental.

Ahora bien, en el marco de la Psicología Positiva, Vallerand y sus colegas (2003) definen la pasión como una fuerte inclinación hacia una actividad que gusta a las personas (o incluso dicen amar), que valoran y en la que invierten tiempo y energía, al punto tal de identificarse con ellas. Por ejemplo, yo no digo que corro, sino que soy “corredora”. Mi actividad apasionada es el “running”.

Para esto autores, las personas tienden a poseer un tipo de pasión específica de acuerdo al contexto donde se desarrollan y forman su personalidad. Una persona que crece en un ambiente social que alimente su autonomía, competencia y relación con el otro, suele desarrollar una pasión más funcional, llamada pasión armoniosa, en contraposición con el que lo hace en un ambiente sobre demandante, controlador y/o negligente, quien muy posiblemente desarrolle una pasión conocida como obsesiva.

En otras palabras, podemos decir que los que nos autodenominamos corredores, independientemente de nuestro nivel o edad, podemos desarrollar una de estas pasiones: pasión armoniosa o pasión obsesiva. En la pasión armoniosa, se produce un fuerte, pero controlable deseo en comprometerse con la actividad, lo que proporciona una sensación de control sobre la puesta en práctica de la misma. La actividad es aceptada como importante por sí misma sin contingencias atadas a ella. Además, es coherente con otros aspectos de la persona y está correctamente integrado a su identidad. Personas con pasión armoniosa son autónomas en su conducta y participan de su actividad apasionada, así como en otras actividades de su vida con flexibilidad lo cual conduce a experiencias positivas.

 

Por otro lado, la pasión obsesiva resultará en una falta de satisfacción de necesidades intrínsecas que conlleva a la internalización de presiones inter o intra personales. Estas presiones pueden provenir de contingencias atadas a la actividad (como por ejemplo, sentimientos de aceptación social o autoestima), de una sensación de excitación incontrolable derivada de la actividad o de la presión del ambiente social. Adicionalmente, Hodgins y Knee (2002, citado en Mageau et al. 2009) proponen que, en ambientes negligentes, las personas desarrollan una identidad basada en contingencias externas. Los autores refieren que, en el caso de la pasión obsesiva, practicar la actividad se torna un sustituto de la propia valía de la persona. Cuando una actividad es valorada porque ejerce funciones defensivas y protectoras, es difícilmente puesta a un lado, por lo que al final, las personas parecen ser controladas por la actividad, lo cual es poco adaptativo y funcional para otras actividades de sus vidas.

 

Cabe acotar que aun y cuando el running es un deporte que proporciona muchos beneficios a nivel físico y psicológico, que además nos permite sentir emociones positivas, ayuda a fomentar relaciones positivas con otros corredores, a obtener logros (como mejorar nuestras marcas, ganar alguna medalla o incluso hacer podio), debemos estar muy atentos cuando la actividad comienza a cercenar otras esferas de nuestras vidas. ¡Mucho cuidado cuando ponemos de lado otras obligaciones, nos aislamos de nuestra pareja y/o familia o corremos estando lesionados porque sencillamente no podemos dejar de hacerlo!

 

La pasión obsesiva se ha asociado a otros términos como adicción al deporte, dependencia del ejercicio y correr obligatorio. Lo único que lo diferencia de depender de una sustancia nociva como el alcohol o las drogas es que posee beneficios para la salud física pero su dependencia psicológica se puede tornar muy disfuncional y perjudicial para nuestras vidas. Como casi todo en la vida, es rico tener una pasión como el running, pero la clave está en la moderación y con esto me refiero a tener otros espacios para el disfrute que no sean solo el asfalto o la montaña.

 

 Michelle Sánchez-Vegas

Asesora Psicología Deportiva en MEDEX

Twitter/Instagram @michisanchezveg

 

Fecha: Miércoles 07 de febrero de 2018